Salmorejo

salmorejo cordobesHace un par de meses estuve haciendo una ruta por algunas ciudades de Andalucía, entre ellas, Córdoba, de la que he de deciros que me sorprendió gratamente y me cautivó por completo. Es una ciudad preciosa, con un encanto especial y, por supuesto con una gastronomía fantástica. Así que seguro que este no será el único ni el último plato típico de la gastronomía cordobesa que veáis por aquí. De momento, hoy os dejo el típico salmorejo. El salmorejo es una crema fría a base de tomates y pan, ideal para el verano, porque utiliza uno de los productos de temporada: los tomates y además, nos sirve para reutilizar el pan que nos sobre de otro día (no se tira nada). Lo mejor, que se sirve bien fresquita. No dejéis de probarla que es muy fácil.

Ingredientes (para 4 personas):

  • 1kg de tomates
  • 200gr de pan (del día anterior y con miga)
  • 1 diente de ajo
  • 150ml de aceite de oliva
  • Sal
  • 1 huevo cocido
  • Jamón

batimos los tomatesLavamos bien los tomates y les quitamos la parte verde. Cortamos en trozos y trituramos con la batidora.

 

 

 

 

colamos el triturado de tomateColamos el triturado con el chino para eliminar trocitos de piel y semillas.

 

 

 

 

tomates triturados con panTroceamos el pan y le echamos el triturado de tomate encima. Dejamos que el pan se tome del tomate unos minutos (5-10 minutos).

 

 

 

batimos el pan con los tomatesTrituramos de nuevo con la batidora la mezcla de pan y tomate, junto con el diente de ajo y la sal hasta obtener una papilla.

 

 

 

batir tomates con aceitePor último, echamos el aceite y volvemos a batir hasta que se integre y obtengamos una crema suave de color naranja.

 

 

 

salmorejo cordobesHasta aquí tendríamos el salmorejo hecho, pero suele servirse acompañado de huevo cocido troceado (yo lo aplasto con un tenedor, es rápido) y jamón (también en trocitos).

 

 

El salmorejo se toma frío, así que os recomiendo que lo metáis en el frigorífico (conviene que esté al menos un par de horas antes de servirlo) y que le echéis el acompañamiento (el huevo y el jamón) a la hora de servirlo, o bien podéis dejar el acompañamiento en platos o cuencos aparte, para que cada comensal se sirva a su gusto.

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